miércoles, 26 de diciembre de 2012

Año 2012

Todo sigue su curso, y así es como el 2012 está llegando a su fin. Otro año más que se va, para dejarnos con ese gusto dulce o amargo que nos da la reflexión. 
El tiempo pasa, el reloj sigue avanzando, la gente sigue caminando; yo sigo caminando, encontrando y perdiendo, riendo y llorando...
Siempre hace bien mirar hacía atrás, aprender de los errores, de los pasos mal dados. Es una caricia al alma recordar las cosas hechas, los momentos vividos, los deseos cumplidos. 

Este año cumplí 15, edad que aunque solo parezca un número, trajo consigo muchos cambios, más que nada emocionales o por lo menos, los que yo sentí. 
Conocí gente que me encanto conocer, compartí momentos que me encanto vivir, reí como siempre ame reír, lloré lo necesario para descargar la tristeza acumulada en mi interior; producto de pérdidas, de desilusiones, de desencuentros... 
Sí, me encontré con muchas emociones juntas, alborotadas en mi interior, que más de una vez me costo explicar. Pero a raíz de estas emociones, de estás reflexiones, de atreverme a conocerme un poco más a mi misma... aprendí cosas que hoy creo importantisimas. 
Este año me hizo feliz, sí, muy feliz. Porque la felicidad es aquella que se encuentra en los pequeños-grandes momentos, el saber valorarlos, en saber disfrutarlos, en permitirse dar y recibir amor. Y este año, me brindo millones de pequeños-grandes momentos, que me hicieron inmensamente felices. Este año amé y me amaron, y eso me lleno el alma de alegría. Este año luche por lo que creía justo, y me di cuenta que trabajando desde lo colectivo se puede llegar a los objetivos planteados. 
En fin, despido este año con una sonrisa en mi rostro; por lo que fue y seguirá siendo en mi memoria. Despido este 2012, dándole la bienvenida a un nuevo año, lleno de luz, amor y esperanza. 



domingo, 9 de diciembre de 2012

"Te quiero"

Y ahí estaba yo, buscando tu mirada entre la multitud que viene y va, que vive y no esta, y te encontré así como si nada mejor de lo que alguna vez imagine. 
Buscaba una sonrisa, entre tanta hipocresía, y ahí encontré una llena de paz y alegría por contagiar.  
"Te quiero" digo despacio, con miedo. "Te quiero" pensé sin querer queriendo. "Te quiero" te dije, y un "te quiero" recibí como respuesta. 
Y ahora estoy acá, con pensamientos que vienen y van sin previo aviso y sin pedir permiso. Una persona, un nombre, una mirada, una sonrisa... un sentimiento mutuo que me llena de felicidad.