Vuelvo a caminar otra vez, por esas calles que caminé hace varios años ya. Los mismos árboles viejos, me ven pasar, otra vez. La misma gente sentada en la vereda, los mismos ojos y las mismas voces. Es igual a como lo recordaba, nada ha cambiado, tan solo la razón por la cual estoy aquí esta vez.
Pensar que hace solamente 8 años, vine aquí por él. Cuando al fin decidimos que hacer algo con nuestras vidas.
Eramos muy diferentes, siempre discutiendo por distintas razones; pero aún así, el amor era infinito, yo daba mi vida por él, y supuestamente, él por mi.
Los momentos vividos juntos, fueron muchos. Hermosos por supuesto.
La gente que no estaba de acuerdo con nuestra relación, se tuvo que tragar sus propias palabras, al ver como los dos crecíamos a la par.
Fue mi primer amor, y siempre esperé que sea el único, lo deseé desde el primer momento en que lo vi en aquel patio de la escuela primaria.
Los dos nos prometimos nuestro amor, y juramos estar juntos, pese a las cosas que puedan suceder.
Tuvimos que romperlo, eso es obvio. No pudimos, y todo tuvo que terminar; él no quiso hacerse cargo de sus responsabilidades, y yo me quise escapar de su vida.
Cuando llegamos a este pueblo, supimos que iba a ser diferente... no era lo mismo que en la ciudad. Pero este era su lugar natal, y su gran sueño era formar su familia allí. Yo lo seguí, porque si era por mi, lo seguía hasta el desierto, si el quería.
Caminábamos codo a codo por la vida, sin soltarnos las manos. Siempre fue así, hasta ese último día en que todo cambio.
¿Cómo pude creer, que con él podía tener una vida plena? Si ni siquiera él mismo, podía hacer algo con su propia vida.
No sé en que pensé cuando lo seguí hasta este lugar, que nos arruino. No sé como hice para aguantar 3 años en este infierno.
Luego logré salir. Me escapé y comencé de nuevo; nunca más supe de él, y creo que él tampoco de mi.
Pero de repente, ayer, una persona conocida en común con él; me vino a comunicar su fallecimiento, que al parecer ha sido un accidente.
Y todavía no sé que hago aquí caminando hacía su velorio. No sé para que vine, si yo misma me he ido.
Solo sé que necesitaba verlo por última vez, solo sé que no podía permitir que el se vaya de este mundo sin saber lo que he sentido. Pero ya se fue... así que no había caso seguir caminando.
Di media vuelta para volver al auto, ese del que nunca me tendría que haber bajado.
-No te vayas -escuche desde lejos, una voz masculina. Creí reconocerla, pero sería imposible. Seguí caminando. -No por favor, quédate -volvía a pedirme, ya con la tristeza que se notaba, tenía la voz quebrada y hablaba casi en susurro. Me di vuelta para ver aquella persona que pedía que me quedara. Miré a todos lados, no había nadie. Estaban las calles desiertas, los negocios cerrados y nadie en la vereda; algo raro. Volví a retomar mi camina de vuelta. -¿Por qué no quieres verme? -hablaba otra vez esta misteriosa voz.
-No puedo verte -dije contestando a su pregunta. No había nadie, no es que quisiera no verlo.
-Mentira, poder puedes .. pero no quieres -volvió a decir
-¿Cómo puedo no querer, si ni siquiera sé quien me habla? -dije ya desorientada. Me estaba volviendo loca, hablaba con el aire, con la nada.
-Si sabes, en el fondo reconoces mi voz... pero quieres esconderlo -y seguía insistiendo...
-Que no sé qui... -y sin dejarme terminar volvió a quejarse y a insistir. Nunca en mi vida he hablado con alguien tan insistente, excepto con... -No puede ser - susurré, sorprendida por lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible?
-¿Ves? Si sabías quien soy -habló. Mis ojos se cerraron fuerte, me tape los oídos, no quería escuchar más. -No, por favor, no me niegues. Yo ... te amo, aunque no lo creas, te amo. Perdón por no querer enfrontar la realidad, perdón, pero por favor. Vuelve conmigo. Por favor. - lágrimas salieron de mis ojos, como unas cataratas, sin parar, salían y salían. Mi corazón comenzó acelerarse.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah -un grito salió del fondo de mi pecho.
Abrí los ojos, y allí estaba yo, en mi habitación, toda transpirada y agitada. "Una pesadilla" me dije a mi misma "solo una pesadilla" solo eso fue, y nunca será realidad.
Comencé a buscar con la mirada, no había nada allí; solo yo, la cama, las mesitas de luz, el gran placar y el espejo.
Puse el pie izquierdo primero en el suelo y luego el derecho, me paré despacio. Mirando todo, me sentía aturdida y mareada.
Camine hacía la cocina, abrí la heladera y saque una botella de agua. Me tomé un gran trago y paso rápidamente por mi garganta. Me senté en una de las sillas, y me quede mirando hacía la nada.
Y devuelta volviendo al lugar de donde me había ido, hace ya unos meses... solo por el echo de que un sueño, me hizo ver la realidad.
Pensar que hace solamente 8 años, vine aquí por él. Cuando al fin decidimos que hacer algo con nuestras vidas.
Eramos muy diferentes, siempre discutiendo por distintas razones; pero aún así, el amor era infinito, yo daba mi vida por él, y supuestamente, él por mi.
Los momentos vividos juntos, fueron muchos. Hermosos por supuesto.
La gente que no estaba de acuerdo con nuestra relación, se tuvo que tragar sus propias palabras, al ver como los dos crecíamos a la par.
Fue mi primer amor, y siempre esperé que sea el único, lo deseé desde el primer momento en que lo vi en aquel patio de la escuela primaria.
Los dos nos prometimos nuestro amor, y juramos estar juntos, pese a las cosas que puedan suceder.
Tuvimos que romperlo, eso es obvio. No pudimos, y todo tuvo que terminar; él no quiso hacerse cargo de sus responsabilidades, y yo me quise escapar de su vida.
Cuando llegamos a este pueblo, supimos que iba a ser diferente... no era lo mismo que en la ciudad. Pero este era su lugar natal, y su gran sueño era formar su familia allí. Yo lo seguí, porque si era por mi, lo seguía hasta el desierto, si el quería.
Caminábamos codo a codo por la vida, sin soltarnos las manos. Siempre fue así, hasta ese último día en que todo cambio.
¿Cómo pude creer, que con él podía tener una vida plena? Si ni siquiera él mismo, podía hacer algo con su propia vida.
No sé en que pensé cuando lo seguí hasta este lugar, que nos arruino. No sé como hice para aguantar 3 años en este infierno.
Luego logré salir. Me escapé y comencé de nuevo; nunca más supe de él, y creo que él tampoco de mi.
Pero de repente, ayer, una persona conocida en común con él; me vino a comunicar su fallecimiento, que al parecer ha sido un accidente.
Y todavía no sé que hago aquí caminando hacía su velorio. No sé para que vine, si yo misma me he ido.
Solo sé que necesitaba verlo por última vez, solo sé que no podía permitir que el se vaya de este mundo sin saber lo que he sentido. Pero ya se fue... así que no había caso seguir caminando.
Di media vuelta para volver al auto, ese del que nunca me tendría que haber bajado.
-No te vayas -escuche desde lejos, una voz masculina. Creí reconocerla, pero sería imposible. Seguí caminando. -No por favor, quédate -volvía a pedirme, ya con la tristeza que se notaba, tenía la voz quebrada y hablaba casi en susurro. Me di vuelta para ver aquella persona que pedía que me quedara. Miré a todos lados, no había nadie. Estaban las calles desiertas, los negocios cerrados y nadie en la vereda; algo raro. Volví a retomar mi camina de vuelta. -¿Por qué no quieres verme? -hablaba otra vez esta misteriosa voz.
-No puedo verte -dije contestando a su pregunta. No había nadie, no es que quisiera no verlo.
-Mentira, poder puedes .. pero no quieres -volvió a decir
-¿Cómo puedo no querer, si ni siquiera sé quien me habla? -dije ya desorientada. Me estaba volviendo loca, hablaba con el aire, con la nada.
-Si sabes, en el fondo reconoces mi voz... pero quieres esconderlo -y seguía insistiendo...
-Que no sé qui... -y sin dejarme terminar volvió a quejarse y a insistir. Nunca en mi vida he hablado con alguien tan insistente, excepto con... -No puede ser - susurré, sorprendida por lo que estaba sucediendo. ¿Cómo era posible?
-¿Ves? Si sabías quien soy -habló. Mis ojos se cerraron fuerte, me tape los oídos, no quería escuchar más. -No, por favor, no me niegues. Yo ... te amo, aunque no lo creas, te amo. Perdón por no querer enfrontar la realidad, perdón, pero por favor. Vuelve conmigo. Por favor. - lágrimas salieron de mis ojos, como unas cataratas, sin parar, salían y salían. Mi corazón comenzó acelerarse.
-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaah -un grito salió del fondo de mi pecho.
Abrí los ojos, y allí estaba yo, en mi habitación, toda transpirada y agitada. "Una pesadilla" me dije a mi misma "solo una pesadilla" solo eso fue, y nunca será realidad.
Comencé a buscar con la mirada, no había nada allí; solo yo, la cama, las mesitas de luz, el gran placar y el espejo.
Puse el pie izquierdo primero en el suelo y luego el derecho, me paré despacio. Mirando todo, me sentía aturdida y mareada.
Camine hacía la cocina, abrí la heladera y saque una botella de agua. Me tomé un gran trago y paso rápidamente por mi garganta. Me senté en una de las sillas, y me quede mirando hacía la nada.
Y devuelta volviendo al lugar de donde me había ido, hace ya unos meses... solo por el echo de que un sueño, me hizo ver la realidad.