-Digan "wisky" -dije antes de disparar el flash de mi querida compañera, de mi querida cámara. -Listo -dije mirando la pantalla de mi amiga, mientras veía un grupo de personas sonriendo para ella.
¿Cómo era posible que tanta gente le dedicara sonrisas? Siempre ame la fotografía, ¿por qué? Pues por la magia que hay en ella, las fotos son recuerdos, imágenes vivas de algo que paso.
Saludé a los chicos que se iban de allí mientras me dirigía a mi compañera de trabajo.
-¿Cuándo hay que editar las fotos? -pregunté mientras un mar de niños corrían por aquí y por allá.
-Para el miércoles -levantó su vista de su celular, aquel que no dejaba nunca -¿Terminaste? -preguntó algo aburrida. Asentí levemente, y luego miré a los alrededores en busca de otro momento inigualable que mereciera ser fotografiado, pero solo había pequeños jugando y mostrando sus risas relucientes.
-Ok, nos vamos... me cansé de esto -dijo mientras se dirigía a la salida del pelotero, yo saludé a la madre del cumplañero.
Me subí a la camioneta de la empresa y mi compañera Nerina apretó el acelerador para salir inmediatamente de allí.
-Escucha... hoy salgo ¿sí? Te quedarás en la empresa editando tú -me miró picarona, ella y sus novios. Si novios en plural porque cada día salía con uno distinto.
-Pero... -quise quejarme pero me callé de inmediato, sabía que era en vano. Hoy sábado lo que querría hacer toda chica es salir, pero yo, yo no soy cualquier chica... yo me dedico a esto. -Ok -dije mientras miraba por la ventana el hermoso atardecer, mientras me hundía en mis pensamientos.
Quisiera volver a verle, volver a decirle lo mucho que lo quiero y lo admiro... pero sé que jamás podrá pasar. Fernando es parte de mi pasado y por mucho que odie romper fotos, debí hacerlo... él ya no era parte de mi y no quería recordarlo. Aquel modelo del cual me enamore en un tiempo, fui solo para él pura diversión. Una joven fotógrafa con la cual pudo tener sexo un par de veces, una pequeña lágrima me delató y mi acompañante hablo.
-Deja de pensar en él, ahora se debe estar pudriendo en algún lugar de Australia -la miré y sonreí, algo falsa pero logré tranquilizarla, seque la pequeña lágrima y me dispuse a ver por la ventana.
Pero algo llamo mi atención, un anunció al costado de la carretera, lo miré detenidamente. Era él, Fernando posando para otra cámara que no era la mía, con su sonrisa ardiente y su cuerpo tan... sacudí la cabeza para sacar aquellos pensamientos de mi mente y lo logré, encendí la radio y me dispuse a escuchar algo de música por el resto del trayecto.
-¿Me veo bien? -preguntó Nerina como por milésima vez, yo la volví a mirar y le sonreí, ella era una rubia verdaderamente hermosa ha decir verdad y la ropa que usaba remarcaba bien sus curvas, ademas de que sabía combinar los colores a tal punto de hacerla vez aún más linda.
-Que te ves bien! -dije y ella soltó una pequeña risita -Ese chico se va a morir al verte, a ver si llega a la cama -estallamos en carcajadas y luego esta tomo su celular que estaba vibrando, un mensaje de aquel chico avisando que se encontraba en la puerta de la empresa. La salude y le desee suerte para luego verla desaparecer por el ascensor.
Volví mi vista a mi pequeña computadora, viendo una vez más las fotos que debía editar. Esta era mi vida, para esto había dedicado horas de estudio... lo amaba, amaba hacer esto... pero quería algo diferente.
Me concentré en un par de fotos que necesitaban retoques de luces y efectos, la calidad era lo más importante, por eso se destacaba la empresa.
Hacía ya unos meses que me asignaron los eventos, pero hace un tiempo hacía fotografías artísticas, con personas o sin personas... para publicidades y demás. Era muy reconocida en el medio, y amaba sacar diferentes fotos que demostraban tanto, pero luego de lo que paso con él... no quise hacerlo, no podía...
Escuche unos pasos en el piso, yo estaba encerrada en mi oficina y a juzgar por la hora sabía que nadie podría estar allí. Miré un poco por la ventana que daba al pasillo, pero no vi nada, solo luces apagadas; volví mi vista a las fotos, acomodándome en mi asiento para seguir con mi trabajo.
-Auch! -un pequeño grito me saco de mi burbuja personal, me asusté, había alguien allí. Miré a todos lados y me levante lentamente, tome en mis manos una abrochadora de metal... ¿con algo debía defenderme no? Caminé con cuidado hacía la puerta de madera, algo atemorizada. La abrí un poco y logré escuchar como movían cosas... ¿ladrones? Si por supuesto, y esto me viene a pasar a mi.
Tomé una bocanada de aire armándome de valor para enfrentar con lo que tenga que enfrentarme, abrí la puerta bruscamente y di un pequeño salto para salir.
Mis ojos se abrieron como platos al ver a una persona tan... perfecta ante mi, si este era el diablo quería quemarme en el infierno con él. Se dio media vuelta al escucharme y sus ojos color esmeralda se posaron en mi cuerpo, algo que me hizo estremecer... sus ojos me desnudaban por completa, y su cabello alborotado y mojado lo hacía ver tan sensual. Su camisa negra pegada al cuerpo mostraba un cuerpo bien formado, por un momento me imagine yo acariciando su pecho.
Me refregué los ojos, esto debía ser un sueño, pero no... él estaba ahí, aquel dios griego que me miraba fijo y me dedicaba una hermosa sonrisa blanca. Como boba sonreí y deje caer la abrochadora al ver como se acercaba a paso lento hacía mi oficina.
-Así que... alguien saco fotos que no te gustaron y por eso viniste? -pregunté mientras bebía de mi tasa de café, y lo miraba fijamente, él asintió.
-¿Tengo qué creerte? -pregunté algo divertida, él se acercó a mi con su silla.
-Pues... si -susurró en un tono que me hizo estremecer, aquel muchacho me hacía sentir cosas inexplicables. Se alejó y se apoyo en el respaldo de la silla aún sin desviar su vista de mi. -No encuentro en este lugar, alguien que pueda... complacerme -alzó una ceja -¿Y tú? -preguntó. Deje mi café de lado y lo miré a los ojos.
-Yo me dedico en la parte de eventos... deberías venir mañana y... -me interrumpió.
-Pues, las fotos que vi de Fernando no demuestran lo mismo -lo miré sorprendida, ¿de dónde lo conocía? -He averiguado todo de ti -mis ojos se abrieron completamente... ¿esto era una broma de Fernando?
-¿C...ó...mo? -tartamudeé de lo nerviosa que estaba.
-Si, Lara... quiero que tú me saques las fotos. -
-Ahora... acomódate por ahí, entre las telas -dije mientras me dirigía a verificar que mi equipo este en el estado adecuado, encendí las luces y las puse en los lugares correspondiente. Me di media vuelta preparada para sacar las fotos que él tanto quería.
-Bueno, ¿estoy bien así? -levante mi vista hacía arriba, y ahí estaba el hombre perfecto, mis ojos no creían ver aquella imagen tan... sexy.
-Ssssi -logré decir algo agitada, tenía su camisa abierta y por culpa del ventilador que había encendido su pelo bailaba con el viento, haciendo que se vea sumamente sensual.
Comenzó haciendo poses, mientras los flashes salían disparados de mi cámara una y otra vez. El aire del lugar se hacía cada vez más caliente, a medida que pasaban los minutos y yo no podía más seguir allí viendo tan perfecto cuerpo y sin poder hacer nada.
-¿Me permites una foto contigo? -preguntó algo picarón, yo asentí algo embobada y puse el temporizador, apreté el botón y me dirigí a su lado. El me tomo de la cintura y me acercó a su cuerpo ardiente, mis manos quedaron pegadas a su pecho y nuestros labios se estaban rozando. Una luz brillante se disparo al paso de diez segundos, sus labios chocaron con los míos algo desesperados y otro flash anunció la segunda foto. Sus labios se posaron rápidamente en mi cuello y otro flash que hizo que se alejará de mi con una sonrisa en su rostro.
-Ok, ¿terminamos? -pregunté algo agitada. El negó.
-Otras más... -fue directo a mi cámara y puso el temporizador, se dirigió corriendo hacía mi y me levanto haciendo que yo enredara mis piernas en su cintura mientras nos dábamos un beso desesperado, esperado por los dos; un flash anunció que la foto había sido tomada y de un momento a otro yo me encontraba en el piso y él encima de mi con sus labios esta vez en mi cuello y sus manos todavía en mis piernas, segundo flash y saqué desesperada su camisa mientras otra vez nuestros labios se encontraban, y él acariciaba mi piel bajo la blusa, tercera foto y última. Se separo algo agitado y yo lo miré a los ojos deseosa de más.
-Una más... solo eso -